lunes, 22 de febrero de 2010

La brecha digital: antecedentes para contenidos y modalidades pedagógicas glocales

La sociedad de la información es planteada como un fenómeno global. Sin embargo, ¿En qué medida es posible defender la idea que las TIC constituyen una oportunidad para todos los sectores de la población?


Los nuevos medios y tecnologías de información y comunicación han multiplicado las posibilidades de producción y gestión del conocimiento. En la actualidad, el número de internautas supera los 1.500 millones en todo el mundo y las proyecciones indican que esta cifra irá incrementándose con los años. Sin embargo, esta proporción sólo corresponde a un cuarto de la población mundial(a Septiembre del 2009 según IWS (Internet World Stats) el número de internautas ha alcanzando la cifra de 1.734 millones de usuarios conectados lo que representa el 25.6% de la población mundial http://www.internetworldstats.com/stats.htm.)

Existen muchas definiciones sobre la brecha digital, pero en términos generales, entenderemos la brecha digital como “la separación que existe entre las personas (comunidades, estados, países…) que utilizan las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas y que aunque las tengan no saben cómo utilizarlas”.

Si bien día a día son más las personas que están accediendo a Internet y a las TIC en general, es indiscutible que existe una brecha digital entre sectores de la población mundial. Castells al analizar la sociedad de la información, apunta la necesidad de aprender de nuevo en esta nueva realidad para mitigar “el control de los pocos (países o personas) que conozcan los códigos de acceso a las fuentes de saber y poder.” La brecha digital es probablemente uno de los conceptos con que se inicia la reflexión sobre el impacto social de las TIC. A medida que se discute sobre la situación de las TIC en los países menos desarrollados y por tanto de la brecha digital, se empieza a tomar en cuenta no sólo el acceso sino que también el uso de las TIC. Dentro de las posturas actuales podemos entonces diferenciar a las personas y países en términos de acceso (personas que pueden acceder y las que no), en términos de uso (las que saben utilizarlas y las que no), y de calidad de uso (diferencias entre los tipos y formas de uso).

De este modo, las reflexiones y prácticas en torno a la sociedad de la información en los países subdesarrollados (y en desarrollo), debiera abarcar 3 ámbitos: a)infraestructura, posibilidad/dificultad de disponer de herramientas y recursos tecnológicos, por ejemplo computadoras conectadas a la red mundial; b) capacitación, adquisición de competencias (habilidades, destrezas y actitudes) para utilizar adecuadamente la tecnología (e-skills), relacionado con el concepto de alfabetización digital; c) uso, limitación/posibilidad que tienen las personas para utilizar los recursos disponibles en la red (no sólo como acceso a la información y el conocimiento, sino también para la educación , nuevos negocios, teletrabajo, atención en línea de servicios públicos, entretenimiento y ocio, entre otras).
Sin embargo, hasta el presente el énfasis en las políticas y acciones se ha centrado principalmente en el desarrollo de la infraestructura tecnológica y el desarrollo de la conectividad, que si bien debe asegurarse como base inicial es indispensable que sea complementada por una formación cultural de las implicancias que este cambio de paradigma integra en todas las esferas de lo social.

El eje transversal no esté marcado por las tecnologías por sí solas, sino por los usos sociales de éstas. Además de formar en tecnología debemos educar y generar aprendizaje respecto de una cultura tecnológica, comunicacional e informacional.

Existe entonces una responsabilidad colectiva para universalizar y homogenizar los beneficios y las oportunidades que proveen las TIC en las distintas esferas de lo social. Si bien se piensa globalmente, no podemos actuar sólo en estos términos. Para dar sentido y generar aprendizaje, y por tanto reducir realmente la brecha digital, debemos generar acciones con una orientación glocal, es decir que respondan a una orientación global pero respetando los parámetros locales de cada identidad cultural para que las nuevas prácticas y hábitos se internalicen y se hagan propias.

Para aquellos interesados en el tema de la brecha digital, les dejo el siguiente video, extracto de América TV que muestra la diferencia tecnológica entre Perú y España.

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